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El funeral de ofición en la iglesia de San Miguel, de la que él fue párroco A.M.
Funeral íntimo y emotivo

Zafra ha despedido con emoción a Joaquín Macarro, su párroco emérito

Su féretro ha sido recibido y despedido en el templo parroquia de San Miguel con sentidos y emocionados aplausos

Miércoles, 20 de mayo 2020, 17:33

«Una vida dedicada a Zafra, dando siempre lo mejor de sí mismo al pueblo». Ésta ha sido la frase más repetida este miércoles durante el funeral de Joaquín Macarro Fernández, párroco emérito de Zafra, que fallecía ayer martes a los 88 años, y cuyo funeral se ha oficiado hoy miércoles 20 de mayo, a las 12.00 horas. Se ha celebrado en la iglesia de San Miguel de Zafra, de la que él fue su primer párroco, y ha estado presidido por el arzobispo de Mérida Badajoz, Celso Morga, acompañado por 18 sacerdotes.

Ha sido un funeral emotivo e íntimo, dadas las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia de coronavirus. El féretro fue recibido con un caluroso y emocionado aplauso de quienes pudieron acercarse a despedirlo.

El arzobispo junto a los tres sacerdotes de Zafra a su llegada al templo A.M.

Durante la Eucaristía, el arzobispo dio gracias por «la vida y el ministerio sacerdotal» de don Joaquín, «por su entrega a los demás, por su ejemplo, por todo el bien que ha realizado a lo largo de su vida». Dijo el arzobispo de él que era un sacerdote de «formación sólida, coherente, íntegro, de convicciones profundas, austero, que vivía con el anhelo del cielo, y por tanto supo vivir sereno, sin miedo a la muerte, gracias a la Eucaristía».

También dedicó unas palabras al párroco emérito el párroco, José Ángel Losada, «ha sido un buen compañero, un buen hermano, siempre disponible y cercano… Cómo amó a su Zafra, a sus gentes…, hizo suyas las penas y gozos de su pueblo», dijo el párroco, que también puso de manifiesto su entrega a los enfermos, a quienes sufrían y los más necesitados incluso cuando las fuerzas comenzaban a fallarle.

En nombre de la comunidad parroquial de Zafra, de los sacerdotes y de la familia de Joaquín Macarro, el sacerdote Juan Francisco González Vizuete, agradeció a todos el cariño que siempre le demostraron al párroco emérito.

Don Joaquín Macarro salió del templo parroquial de San Miguel a hombros de sus compañeros sacerdotes, y también fue despedido en silencio, roto de nuevo por los aplausos antes de partir al cementerio de la localidad, donde ya descansan sus restos.

Salida de la parroquia a hombros de sus compañeros sacerdotes A.M.

Hacía poco más de dos años que Macarro vivía en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Azuaga. Hasta entonces, y a pesar de estar jubilado desde el año 2007, no dejó de visitar a los enfermos, ni de rezar por los difuntos, ni dejó de asistir ni celebrar misa, «siempre ha estado pendiente, incluso siendo párroco emérito de las necesidades de la comunidad parroquial de Zafra», recuerda otro de los sacerdotes en Zafra, José Antonio Sequeda.

El alcalde de Zafra, José Carlos Contreras, asistió al funeral acompañado por una representación de la Corporación Municipal. Antes del funeral manifestó su pesar y el «cariño» que sentía por él a título personal, «ha marcado a muchas generaciones dentro de la ciudad», dijo.

Trayectoria

Joaquín Macarro fue un sacerdote muy querido en Zafra, donde ha ejercido todo su ministerio sacerdotal hasta su jubilación, en el año 2007, cuando pasó a ser párroco emérito de esta ciudad a la que dedicó toda su vida. Quienes lo conocieron destacan de él su cercanía y compromiso con los problemas de la sociedad.

Fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1955 y celebró su primera Misa Solemne en el templo de Santa María de la Candelaria el 30 de junio de ese mismo año.

A Zafra llegó como coadjutor de la parroquia de La Candelaria, en la que estuvo unos 15 años, hasta que en 1970 tomó posesión como primer párroco de la iglesia de San Miguel.

En 2007, cuando se jubiló, Joaquín Macarro llevaba 52 años de sacerdote en Zafra, donde se puede decir que siempre ha ejercido su ministerio pastoral, ya que solo estuvo destinado dos meses en Jerez de los Caballeros tras finalizar sus estudios en el Seminario.

El 27 de octubre de 2018 Zafra le brindó otro sentido homenaje en la parroquia de San Miguel, durante una ceremonia que también estuvo presidida por el arzobispo de Mérida Badajoz, Celso Morga, y que contó la asistencia de muchos sacerdotes, amigos y fieles. Desde ese día, el centro parroquial lleva su nombre.

Cabe recordar uno de los hechos más destacados que protagonizó, cuando acogió en la iglesia de La Candelaria a los trabajadores de la entonces fábrica Díaz de Teherán durante una huelga que llevaron a cabo, apoyándolos y buscando su bien.

Zafra echará de menos a este sacerdote clásico de sotana, cercano a los problemas de la sociedad, comprensivo, solidario, y en definitiva, bueno. Descanse en paz.

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hoy Zafra ha despedido con emoción a Joaquín Macarro, su párroco emérito

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