Asistentes a esta II Quedada

La Quedada del Camino Verde busca perpetuarse

La próxima está prevista para el 2 de noviembre de 2019

Redacción HOY Zafra

Jueves, 8 de noviembre 2018, 07:05

Hasta 150 personas se dieron cita en la mañana del sábado 3 de noviembre para celebrar la II Quedada del Camino Verde con personas venidas desde Barcelona, Logroño, Vitoria o Madrid.

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La Quedada de este año superó en cifras a la celebrada el año pasado y, como aquella, sirvió para revivir recuerdos y fortalecer los lazos del grupo de vecinos. Al acto asistieron no sólo los niños de entonces sino también algunos de sus padres, como Josefina Zambrano, que a sus 93 años bailó unas sevillanas con su hijo mayor.

Carmela Gómez, a punto de los 90 y madre de nueve hijos homenajeó a los ausentes recitando un poema de Luis Chamizo.

Como era de esperar, toda la tarde transcurrió entre risas y lágrimas, evocando de forma festiva los lances propios de la infancia y la adolescencia: travesuras, riñas, reconciliaciones, peleas, primeros amores... Edificadas al sureste de Zafra y alejadas del núcleo urbano, las viviendas del Camino Verde fueron entregadas en 1957.

La mayoría de sus adjudicatarios eran matrimonios jóvenes de clase trabajadora que al calor del crecimiento económico de los años sesenta engendraron una prole numerosa.

"Eran gente dura, supervivientes de una época atroz, que trataban de olvidar el pasado y abrirse al porvenir con una ilusión sin límites, con sueños y expectativas para sus hijos", explican los organizadores en nota de prensa.

En las fechas en que fueron entregadas las cien viviendas que conformaron el primer barrio moderno de Zafra sonaba con fuerza una canción del maestro Larrea que el intérprete de coplas Angelillo cantaba en la película Suspiros de Triana. Se trataba de Camino Verde. Como quiera que al barrio se accedía por un estrecho caminito de piedra, tachonado de hierbas en primavera y otoño, pronto quedó bautizada la barriada que oficialmente se llamaba Grupo Sindical Santa Brígida- con el sobrenombre popular con el que hoy es conocido.

El carácter de barrio aislado y diferenciado del lugar, el ejemplo de convivencia de los padres y la permanente vida callejera de los niños fue propiciando un sentimiento colectivo de pertenencia a una comunidad, de solidaridad vecinal, de simpatía mutua.

Y de entonces quedó un hilo invisible de afectos que hoy recorre y teje en forma de amistad a todos sus vecinos. De ahí que ya se piense en la tercera para el 2 de noviembre del año próximo.

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