Las farmacias en estos tiempos que corren se han convertido en uno de los centros de referencia más importantes para los ciudadanos en materia de salud. Hasta ellas se acercan para esclarecer dudas sobre tratamientos, medicación o cualquier otra cuestión relacionada con su estado o patología, antes en muchos casos de ir al centro de salud.
«Lo que está dentro de nuestras competencias intentamos solucionarlo, ante todo tratamos de tranquilizar al paciente, y lo que no podemos solucionar, lo derivamos al centro de Salud», explica Teresa García Cuadrado, farmacéutica adjunta de la Farmacia Buzo.
La afluencia de pacientes a las farmacias, según nos cuenta Teresa, fue mucho mayor en los primeros momentos de esta crisis, cuando la incertidumbre o el desconocimiento ante esta situación excepcional hizo que muchos acudieran en busca de sus medicinas de forma masiva, temiendo un posible desabastecimiento, algo que tal como se informó, nunca ha ocurrido. A medida que ha ido pasando el tiempo, se ha venido disminuyendo la afluencia, «sobre todo se ven menos personas mayores, se quedan en casa y vienen a por sus medicinas familiares o los voluntarios del grupo creado en Zafra», dice Teresa.
Por lo general, la gente va a la farmacia a por su medicación o productos habituales, pero desde el principio de la pandemia, lo más demandado han sido guantes, mascarillas, alcohol, geles hidroalcohólicos y hasta glicerina, «material que escasea en todos los sitios, que sigue llegando pero en poca cantidad», continúa la farmacéutica.
Medidas de protección
También las farmacias se han tenido que blindar en materia de seguridad para evitar posibles contagios. Lo primero que se estableció fueron las distancias de seguridad entre la persona y el mostrador, donde además se han instalado unas pantallas de metacrilato para evitar el contacto y se desinfectan entre paciente y paciente con una solución de alcohol o lejía. Los farmacéuticos y auxiliares trabajan ahora provistos con mascarillas, pantallas protectoras y guantes que se cambian con frecuencia, y los lavados de manos son constantes.
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El personal trabaja con normalidad en su horario de siempre, lo que sí está paralizado es el servicio de cabina. No se hacen tratamientos de nutrición, capilar, ni ninguno de los que se venía ofreciendo, solo dispensación de medicamentos o productos higiénicos normales.
«Trabajamos como siempre, dentro de nuestras funciones está asesorar y tranquilizar a la gente y por eso es importante que nosotros también mantengamos la calma, estamos llevando esta situación lo mejor posible», asegura Teresa.
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