David apolo García
Sábado, 23 de noviembre 2024, 14:51
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El novelista extremeño Jesús Carrasco presentó este pasado jueves 21 de noviembre su nueva novela 'Elogio de las manos', editada por Seix Barral, en la librería La Industrial de Zafra, ante numeroso público.
Fue presentado por Nuria Elvas y, entre otras cuestiones, el autor oliventino explicó que la novela está basada en una etapa de su vida y que, a la hora de escribirla, le fue complicado separar la parte privada de la pública: «He tenido que hacer un trabajo a nivel personal y literario que ha sido un reto, pero que lo he resuelto de la mejor manera posible», señaló.
Definió 'Elogio de las manos', galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2024, como una obra que narra una vida cotidiana y reconocible, que encierra muchos detalles que ahondan en la experiencia humana. Una novela en la que ha constatado que hay que «concederse un tiempo para escribir, saber enfocar la historia y también equivocarse».
Artesano de la literatura, tal y como reconoció, Jesús Carrasco se mostró muy contento de volver a Zafra a presentar un libro y, durante el encuentro con los lectores y lectoras, avanzó que está inmerso en un nuevo trabajo. Tras la charla, se procedió a la firma de ejemplares.
SINOPSIS 'Elogio de las manos'
En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras el encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración. Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que terminará.
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