El Cristo Yacente recorrió las calles de Zafra con solemnidad este sábado por su 300 aniversario

El Cristo Yacente salió en procesión este sábado 5 de noviembre por la tarde. Con esta salida extraordinaria la Cofradía del Santo Entierro de Zafra conmemora su 300 aniversario.

Fue una procesión solemne, muy respetuosa y que congregó a un numeroso público en las calles, plazas y rincones por los que pasó. El imponente Cristo Yacente recorrió las calles de Zafra durante casi 5 horas con toda solemnidad, portado por diligentes costaleros que tenían muchas ganas de este especial momento, al igual que los cofrades.

Se trató de un recorrido más amplio de la salida procesional de Semana Santa y fueron puntos de interés los templos en los que se encuentran las cofradías de Zafra: San José, las Hermanas de la Cruz, la Iglesia del Rosario, el Arco de Jerez y La Candelaria.

Acompañaron al desfile procesional las hermandades y cofradías de Zafra, pero también otras muchas que habían sido invitadas a esta salida extraordinaria; tres agentes de la Guardia Civil caminaron delante del paso, faroles, cirios y emblemas fueron portados por cofrades de todas las edades configurando un largo y extenso desfile procesional.

El silencio al paso del Cristo Yacente solo era roto por el sonido de los tambores de la banda de la cofradía. Y la Banda de Cornetas y Tambores del Nazareno y la Esperanza recibió al paso en la misma calle San José, donde sus Imágenes Titulares tienen su capilla, para acompañar al Cristo con sus sones.

Volvieron a rememorarse los olores y sensaciones de la Semana Santa en pleno mes de noviembre, pero con ese sabor tan especial que confieren los 300 años de vida de una cofradía.

Misa presidida por el arzobispo

Los actos conmemorativos por el 300 aniversario del Santo Entienrro comenzaron el viernes 4 de noviembre en el Templo Parroquial de La Candelaria, a las 19.30 horas, con una Misa de Difuntos oficiada por el arzobispo de Mérida-Badajoz Celso Morga.

Tras la Eucaristía se procedió al traslado de la Imagen del Cristo desde el Altar Mayor hasta su paso para la procesión del día siguiente durante un acto sencillo, solemne y emotivo.