Las calles enmudecieron ante el paso de Jesús de los Desamparados

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de los Desamparados y María Santísima del Mayor Dolor, conocida como 'El Silencio', finalizó la jornada del Jueves Santo, ya en la madrugada del Viernes Santo, en el que las puertas de la Iglesia del Rosario volvieron a abrirse para la estación de penitencia.

Sobre las 00.30 horas y con los últimos sones de fondo de la recogida del Nazareno y la Esperanza, las puertas del templo se abrieron para la salida del cortejo procesional. Túnicas negras, farolillos, cruces, cadenas y algunos nazarenos descalzos en señal de penitencia, salían a la calle ante el silencio y la solemnidad de los asistentes, sólo roto algunas veces por pequeñas toses, susurros, los pequeños toques de los bastones de mando de los diputados de tramo para que avanzara o se detuviera el cortejo, los más pequeños asombrados que preguntaban ante la curiosidad de lo que estaban viendo, el golpe seco del nuevo llamador del paso y el 'rachear' del cuerpo de costaleros por el adoquinado.

El Cristo de los Desamparados ya crucificado y muerto salía de nuevo en su paso procesional iluminado por cuatro grandes hachones rojos en la oscuridad de la noche, tumbado para salvar la puerta del templo hasta pasar el Arco del Cubo, donde elevaron la cruz con el estreno del 'Titulus Crucis', tabla de madera clavada con el motivo de la condena, y un 'Lignum Crucis', reliquia de un trozo de la cruz de Cristo contenido en un relicario incrustado en la propia cruz. Como es tradición, uno de los costaleros arrancó con una saeta bajo el paso en forma de rezo.

El público se congregó en sitios tan emblemáticos como el Arco del Cubo, el Convento de las Hermanas de la Cruz, donde las monjas le rezaron, la Plaza Grande, o la Plaza del Pilar Redondo. A las 03.30 horas volvía la procesión a la Iglesia del Rosario para dar por acaba la madrugada ya del Viernes Santo de la Semana Santa de Zafra, declarada de Interés Turístico Regional.