Irina Cortés
Domingo, 17 de septiembre 2017, 00:21
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Ara Malikian contó anoche, en Zafra, la historia de su violín, algo más que un instrumento, un medio de vida y de expresión.
Sobre el escenario el músico libanés y su grupo de artistas narró a un público entregado pasajes de su vida con banda sonora.
Así le explicó al respetable que su violín le sirvió a su abuelo para escapar de la muerte haciéndose pasar por violinista, sin serlo.
Una deuda con el instrumento que su padre quiso reconocer convitiéndose en violinista e inculcándole ese amor a su hijo Ara. Un violinista que cree que hay que narrar la historia de un violín porque su madera y cuerdas serán complices de muchos violinistas, no sólo del actual.
"Este no es mi violín, yo soy su violinista ahora", diría.
Canción a canción el artista abrió parte de su alma entre notas de música e intervenciones con tintes de monólogo cómico que, desde el principio, contaron con la complicidad y las risas del público.
Unas 2.200 personas asistieron al evento, público de todas las edades, uno de los objetivos de Malikian y que se cumplió ya que antes del comienzo del espectáculo, cuando se apagaron las luces en señal del inicio del mismo y una niña exclamó.
- ¡Qué emoción, ya empieza!
Tras ello más de dos horas de música clásica que conoce al rock y a artistas como Bowie, Paco de Lucía o Led Zeppelin, además de composiciones propias como un réquiem o un vals a su hijo Kairo.
Una música que congregó fuera del Nuevo Estadio a grupos de personas que aprovecharon la acústica pero que se perdieron la puesta en escena, el baile y la pasión de, para algunos, uno de los mejores violinistas de su época.
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